Libérate de lo material
Lucy Garza de Llaguno26 May. 09
Mi abuelita tenía una frase que repetía más a medida que sus años avanzaban:
"Lo importante son las personas".
De tanto escucharla, me acostumbré a las palabras memorizadas desde niña; al paso del tiempo, el eco de ellas hace resonancia dando quizás el sentido profundo que mi abuela comprendía.
Ella, que nació con el siglo pasado, vivió la revolución del cambio de pensamiento que nos lleva a los haceres y quehaceres de hoy. Quizá vislumbraba el materialismo del que -muchos- somos esclavos.
Objetos, dinero, bienes... todos protagonistas del bienestar, mas no de la felicidad. ¿Puedes comprar la paz? ¿Cuál tarjeta de crédito puede conseguir amor? ¿En qué "site" encuentras la lealtad? ¿De qué libro puedes aprender la fe? ¿Qué celular te conecta con el equilibrio emocional? El afán por tener está terminando por destruir al ser.
Las cosas se han vuelto más importantes que las personas. En nuestro mundo, una camisa impecable es más importante que el descubrimiento de sabores y sensaciones en un pequeño de 3 años; una bolsa de marca (fuera de presupuesto) más importante que la angustia que se genera al recibir el balance de la tarjeta de crédito.
El desgaste de la sala cuenta más que la belleza de ser anfitrionas; la fiesta de la quinceañera desplaza la salud emocional de la familia. ¿Cuál es el costo de las apariencias?
LO MATERIAL Deslumbrados por los objetos, no alcanzamos a percibir la verdadera dimensión de la problemática que estamos creando. Un mundo de hombres que desbordan su pasión por los objetos sometiendo su propia persona a ellos. Esclavos del tener: las cosas se vuelven más importantes que las personas. Verdad que al honrar en demasía la materia, terminamos por anular los valores que sostienen al hombre durante las crisis humanas.
Como sociedad mexicana hemos pasado en los últimos tiempos crisis de salud, crisis económica, crisis de la familia, crisis religiosa, crisis de seguridad... ¿Cómo sostenernos? Gilles Lipovetsky, sociólogo y filósofo francés, opina que el hiperconsumidor se apoya tanto en sus emociones que éstas no acaban nunca de ser satisfechas. Se crea entonces lo que él llama "la era del vacío":
una sociedad consumista que cree alcanzar la felicidad a través de "tener cosas". Sin embargo, el valor desmedido por lo material termina por convertirnos en personas frágiles prontas a desestabilizarnos emocionalmente, ya que en crisis los objetos no son suficientes para dar fortaleza. Las crisis de la existencia, pequeñas o grandes, detonan depresiones, violencia, ansiedad, angustia y... más debido a que hemos minimizado los valores espirituales que sostienen verdaderamente al hombre.
La crisis que debemos temer es la que nos ataca sin darnos cuenta: la espiritual. ¿Quieres salir de ella? Sólo aplica la sabiduría de antaño: "Lo importante son las personas". La autora es licenciada en Lengua Inglesa con Maestría en Ciencias de la Familia. Es consultora en Humanae, centro de orientación y formación familiar.
Para reflexionar ¿De qué platicas durante las comidas en familia? ¿Qué características valoras en tus amigos? ¿Cuántas de tus actividades y viajes giran alrededor de comprar?
Lectura recomendada · El Hombre Light, de Enrique Riojas.
Lo que hoy necesitamos es tener calidad humana.
saludos