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    ¿Son de Hacienda los malos de la película?

    05 Jul 2007 15:24 #11854 por Marhiogym

    EL NORTE
    Coordenadas / ¿Son de Hacienda los malos de la película?



    Enrique Quintana

    (5 julio 2007).- A veces pareciera que en Hacienda están los malos de la película, por lo menos en cuanto a la conducción económica del País.

    Prácticamente no hay dependencia del Gobierno federal en la cual no haya un alto funcionario que hable mal de la Secretaría de Hacienda ni tampoco Gobernador que se muestre satisfecho de su relación con los responsables de las finanzas del Gobierno.

    ¿Son los de Hacienda los malos de la película o resulta que son los héroes que nos están salvando de los desastres que provocarían otras dependencias?

    Para variar, creo que hay un poco de las dos cosas.

    Y si se aprueba la reforma fiscal, sobre todo en su capítulo de gasto, los de esa dependencia van a aparecer claramente como villanos.

    Pero, ¿qué le parece si comenzamos por el principio? A veces es bueno hacerlo así.

    Y, en este caso, el principio tiene que ver con dos cosas, con la historia y con la ley.

    La Secretaría de Hacienda se convirtió de facto en una supersecretaría el 21 de febrero de 1992, fecha en la que se publicó el decreto que le fusionaba la Secretaría de Programación y Presupuesto (SPP).

    El primer supersecretario que tuvo Hacienda, por el poder que concentraba, fue Pedro Aspe. Ernesto Zedillo fue el último titular de la SPP antes de que desapareciera.

    Hacienda concentró por primera vez los gastos, los ingresos, la deuda, el presupuesto y las inversiones, todo bajo su responsabilidad.

    La SPP, en su tiempo, una poderosa entidad, fue creada por López Portillo. Y, curiosamente, los últimos tres Presidentes provenientes del PRI pasaron por ella: Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo.

    Esa Secretaría tomó algunas funciones que Hacienda tenía antes de diciembre de 1977 y concentró la mayoría de las que estaban en manos de la extinta Secretaría de la Presidencia.

    Esta entidad, de la cual ya pocos se acuerdan, tuvo su último titular en Ignacio Ovalle Fernández, uno de los hombres cercanos a Luis Echeverría, y su misión principal era el control de las inversiones públicas.

    A partir de 1992, todo el paquete, ingreso, gasto, programación, presupuesto, inversiones, quedó bajo el mando de Aspe.

    A veces se alude a Hacienda como la \"responsable de las finanzas del País\", la realidad es que la ley le da aún más atribuciones.

    El artículo 31 de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal le asigna, entre otras, la responsabilidad de elaborar el Plan Nacional de Desarrollo. Pero, por ejemplo, la fracción XVI de ese artículo le da la atribución de evaluar y autorizar los programas de inversión de todas las dependencias.

    Ahora, con la iniciativa de reformas, aunque se crea un Consejo Nacional de Evaluación de las Políticas Públicas que tendrá el carácter de organismo descentralizado, pocos dudan que tendrá una influencia dominante de Hacienda, lo que le dará aún más poder a la Secretaría que encabeza Agustín Carstens.

    El talante negociador del actual Secretario, a diferencia del perfil duro e intransigente que tuvo Paco Gil, no cambia el hecho de que Hacienda va a salir fortalecida.

    Esto probablemente asegure que una parte del gasto público se asigne con criterios más racionales. Y digo una parte, porque el 90 por ciento no depende de la voluntad o los criterios de Hacienda puesto que es gasto inercial, al que está obligado el Gobierno por razones legales o contractuales.

    Tal vez Hacienda pueda parar algunos goles que otras dependencias intentan meter con programas que son altamente inconsistentes.

    Pero la pregunta que nos hacemos muchos es si la racionalidad de Hacienda es la que el País requiere.

    Y pongo solamente un ejemplo. Se trata de las inversiones que tienen que ver con tecnologías alternas en la generación energética.

    Si la evaluación de los proyectos considera exclusivamente la rentabilidad inmediata, seguiremos por mucho tiempo construyendo centrales que utilicen gas natural.

    Pero si se considera lo que los economistas llaman las \"externalidades\", como el costo ambiental o la creciente dependencia a este combustible escaso, entonces los criterios podrían haber cambiado.

    Otro caso que fue víctima de esta forma de medir fue el proyecto de El Fénix, en el sector petroquímico, que se intentó concretar el sexenio pasado. Los criterios para la fijación del precio de un subproducto del petróleo llamado \"gasolinas naturales\" fue determinante para que las inversiones no se hicieran. ¿Se paró un gol o se frenaron inversiones?

    Qué bueno que Hacienda siga siendo el colador que impide que el 10 por ciento de los recursos públicos asignables se vayan a tonterías. Qué malo si Hacienda sigue utilizando criterios cortoplacistas para calificar las inversiones.

    Y es que aunque no guste, por historia y por los cambios propuestos en las iniciativas de reforma fiscal, el peso de Hacienda va a aumentar todavía más en los próximos años.


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