Prevén con reforma múltiple contabilidad

Prevén con reforma múltiple contabilidad

Empresas aseguran que Impuesto a Tasa Única es arma de Hacienda que duplicará la carga fiscal

Alicia Díaz y Dayna Meré

Monterrey, México (3 septiembre 2007).- Si de por sí es administrativamente costoso, las empresas anticipan que pagar impuestos será un verdadero tormento si se aprueba la reforma fiscal. Y el golpe lo recibirá la competitividad de México.

De acuerdo con los tiempos legislativos, la Cámaras de Diputados y de Senadores revisarán esta semana —y en su caso aprobarán— un dictamen final de la iniciativa de reforma fiscal que envió el Ejecutivo el 20 de junio pasado.

A esa votación le precedió un agitado debate entre legisladores, empresarios y funcionarios de Gobierno, pues la reforma propone recaudar el equivalente al 2.6 por ciento del Producto Interno Bruto mediante nuevos impuestos como la CETU, el ICI y un cargo al consumo de gasolina, diesel y gas de consumo automotriz.

Carlos Cárdenas, presidente del Comité Nacional de Estudios Fiscales del IMEF, señaló que a la carga administrativa que tienen las compañías se tendrá que sumar un nuevo cálculo para determinar la Contribución Empresarial de Tasa Única, CETU, o Impuesto a Tasa Única, ITU.

De esta manera, dijo, las empresas tendrían que aplicar 6 procedimientos:

El primero, para conocer las razones financieras aplicando los criterios contables mexicanos, el segundo para calcular el ISR, el tercero para estimar las utilidades a repartir a sus trabajadores, el cuarto para determinar la CETU y el quinto para el IVA.

Además, dijo, deben aplicar el boletín B-10 para reexpresar los estados financieros y reconocer la inflación.

Explicó que una trasnacional tendría que aplicar los principios de contabilidad mexicanos, ahora con la CETU, además de criterios contables estadounidenses (conocidos como USGAAP).

Federico Toussaint, presidente de la Caintra de Nuevo León, dijo que los cambios a la propuesta inicial del Ejecutivo son insuficientes para evitar el impacto negativo a las empresas.

Dijo que la deducibilidad de la nómina, la seguridad social y la creación de un régimen de transición son necesarios para amortiguar esos efectos.

Cuestionó al ITU, pues si es un impuesto definitivo duplicaría la carga fiscal para las empresas que presenten pérdidas en un año y ganancias al siguiente.

El Impuesto al Activo que opera actualmente como un gravamen mínimo se paga cuando la empresa tiene pérdidas pero se recupera cuando hay utilidades, recordó.

\"Cuando integro los dos años y lo veo como una sola foto (comparado contra el ISR que pagaría sin reforma fiscal) la empresa estaría pagando el doble o más del doble, por ser impuesto definitivo\".

Herbert Bettinger, socio director jurídico de Ernst & Young, cuestionó cómo aún con las modificaciones propuestas, la reforma sigue cargando la mano sobre los contribuyentes ya cautivos.

\"Ninguna de las modificaciones propuestas para la reforma fiscal va para quienes no tributan. Hoy por hoy, por ejemplo, no hay un reforma que integre a los informales\", señaló.

Carlos Cárdenas, presidente del Comité Nacional de Estudios Fiscales del IMEF, lamentó que ni la reforma fiscal del Ejecutivo ni las modificaciones propuestas por legisladores de oposición incluyan acciones para frenar la informalidad.

\"En esto de la reforma fiscal hay dos noticias: la buena, que se aprobada en breve; la mala, que seguirá fincando la recaudación en el 40 por ciento de la economía que ya tributa, porque el 60 por ciento restante son los informales\", señaló.

Pero para Juan Carlos Pérez Góngora, especialista fiscal, con las adecuaciones que se harán a la reforma propuesta por el Ejecutivo la reforma fiscal será promotora de la actividad económica.

\"Creo que el punto fundamental de esta nueva contribución (la CETU) es que sí grava a las empresas, pero no a las que traen crecimiento\", dijo.

Pérez Góngora, que fue secretario de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados en la pasada Legislatura, reconoció que la reforma traerá un retroceso en la simplificación fiscal porque las empresas tendrán que hacer un nuevo cálculo para determinar el nuevo gravamen.